Las 8 ramas del yoga, de la teoría a la práctica

Algunos nos acercamos al yoga porque nos ofrece una serie de ejercicios que corrigen problemas que padecemos en nuestro cuerpo: desviación de columna, dolor de espalda, luxaciones, etc. Pero como dice Judith Martínez, coach e instructora de yoga en Madrid, el yoga es mucho más amplio. Las 8 ramas del yoga. 8 partes que configuran un todo. 8 ramas de un mismo árbol que constituyen una filosofía y un punto de vista ante la vida.

La palabra yoga proviene del sánscrito, lengua que se hablaba en la India en la antigüedad, y significa “unión”. Son un conjunto de prácticas, cuyo origen se remonta 5.000 años de Cristo y que realizadas de forma habitual trabajaban la conexión del ser humano con el universo y, al mismo tiempo, con su interior, con su esencia.

El hombre como un elemento más del cosmos, que debe estar en armonía con la naturaleza y ser consciente de su papel. Estas prácticas se transmitían de generación en generación a través de los maestros yoguis que, a su vez, orientaban a sus discípulos para que se pudieran liberar de los lastres terrenales que les impedían realizarse: el dolor, los miedos, el ego, los apegos.

En el siglo III antes de Cristo, el pensador hindú y maestro yogui, Patanjali sintetiza estos conocimientos en una imagen: las 8 ramas del yoga. Sus conclusiones vienen recogidas en el libro “Yoga Sutra”. Para Patanjali, el yoga es como un árbol con siete ramas que crecen hacia arriba en busca de la luz para poder desarrollarse.

Las 8 ramas del yoga.

Las 8 ramas son, a su vez, 8 pasos que guían al individuo en un camino para alcanzar el Tayali, la liberación. Las ramas que conforman el yoga:

  • Yamas.

Son códigos de conducta que rigen la relación del individuo con su entorno y con los demás. Son imprescindibles para comprender la dimensión del yoga. Para hacernos una idea, el primer yama es el “Ahimsa” que significa no violencia, no dañar. Respetar a los demás seres y vivir en armonía con ellos. El segundo yama es el “Satya”, la honestidad y sinceridad. En primer lugar, honestidad con uno mismo, con cómo es, y por tanto con los demás, actuar con transparencia y sin dobleces.

  • Niyamas.

Se trata de un conjunto de orientaciones que rigen la relación que establecemos con nosotros mismos. Con cómo nos tratamos. Qué cuestiones toleramos. Dónde ponemos las líneas rojas. Consiste en desprendernos de lo malo que albergamos en nuestro interior, nuestros miedos, nuestras preocupaciones, y cambiar los pensamientos y hábitos en pro de disfrutar del momento presente. Del aquí y del ahora.

  • Asanas.  

Son posturas físicas que se realizan en la práctica habitual del yoga. Desarrollan la elasticidad y la resistencia muscular. Buscan preparar a nuestro cuerpo para la meditación profunda. Equilibran la energía que fluye en nuestro interior y pretenden crear las condiciones materiales necesarias para una perfecta unión entre cuerpo y mente.

  • Pranayama.

Hace referencia al control de la respiración. Esencial para al alcanzar un nivel de relajación que propicie la distensión del cuerpo y la apertura de la mente. El Prana es la energía vital y simboliza el aire que llega hasta los pulmones y recorre todo nuestro cuerpo, oxigenándolo. Expulsando la energía negativa, el dióxido de carbono, con la expiración.  

  • Pratyahara.

Se basa en el aislamiento de los sentidos para centrarnos en el momento presente. Eliminando de nuestra mente todo aquello que nos distrae y nos aleja de lo que estamos viviendo. Abre las puertas a un camino de interiorización, de descubrirnos a nosotros mismos.

  • Dharana. 

Es la práctica de la meditación. Un ejercicio de entrenamiento mental que se basa en fijar nuestra mente en un objeto de concentración. La meditación debe ser natural, no forzada, permitiendo la relajación del cuerpo y la apertura de la mente

  • Dhyana.

Es un estado más profundo de meditación que alcanza un nivel superior de consciencia. En esta fase, nuestra personalidad queda relegada a un segundo plano. Es como si estuviéramos observándonos desde fuera. Nos permite encontrar respuesta a cuestiones que nos preocupan y que antes no podíamos llega a entender.

  • Samadhi.

Es el final del camino. La absorción y concreción de todo el proceso anterior. La cima de la montaña. Un estado de liberación y dicha que aleja de nosotros todo el mal que nos impedía poder encontrar nuestra esencia. Se materializa en una especie de trance, pero en realidad, es el avance en un camino prolongado de crecimiento personal. 

La práctica del yoga.

El yoga se da en sentido real en la práctica cotidiana. En sesiones, talleres y retiros que organizan los instructores de yoga. Para entender en qué consisten, vamos a partir de las actividades que organiza la coach e instructora Judith Martínez.

  1. Sesiones.

Judith imparte sesiones presenciales y sesiones online. Las clases presenciales son la base de la práctica del yoga. La instructora nos comenta: – “La práctica presencial, lo bueno que tiene, es la situación que se genera en la sala. La energía que se crea respirando todos a la vez, moviéndote con el resto de gente. El tema de cantar los mantras. El sonido y la vibración que se produce. No es lo mismo que si lo haces solo en casa. Y, desde luego, la oportunidad de recibir los ajustes del profesor.”

Los ajustes no es que lo estés haciendo mal. Es una ayuda que te brinda el instructor para entrar mejor en la postura y que te puedas beneficiar de su función.

Para Judith, las clases online son un complemento. Una opción que favorece a aquellas personas que no se pueden desplazarse al centro de yoga. Ella las imparte en directo y condiciona su eficacia a circunstancias tales como la posición en la que el alumno coloca la cámara. – “No puedes ver al alumno entero” –nos cuenta –“y, por tanto, no lo puedes corregir verbalmente como se corresponde.”

Un tema interesante son las sesiones de yoga al aire libre. Judith las celebra cada domingo por la mañana en el Parque del Retiro.

  1. Talleres.

Los talleres permiten profundizar un poco más en la teoría. Judith ha realizado bastantes encuentros de Yoga y Brams. Son talleres de 2 horas y media, con una hora y cuarto de práctica bastante completa, que incluyen meditación, posturas, control consciente de la respiración. El brams lo prepara ella, es un brams vegetariano. Mientras la gente picotea, comenta el tema central del taller, que puede ser las 8 ramas del yoga, la conexión cuerpo-mente, etc. 

En ocasiones, hace traer papel y bolígrafo a los alumnos, y un rato antes de la comida, les formula una serie de preguntas como ¿dónde sienten el dolor?, ¿dónde sienten la tristeza? Para que tenga una utilidad práctica para ellos y profundicen en su autoconocimiento.

Los talleres dan la opción de organizarlos con otros profesionales como un nutricionista o un especialista en sonoterapia, para impartir una formación más completa.

  1. Los Retiros. 

Judith Martínez suele organizar los retiros en áreas de campo cercanas a Madrid. Tiene una duración de un fin de semana. Permiten conectar con la naturaleza y con uno mismo. Salir, por un momento, de esa práctica tan ajetreada, de piloto automático, “de rueda de hámster” –le llama ella- que llevamos a diario.

Además de sesiones de yoga y meditación, la combina con la práctica del senderismo y otras actividades al aire libre. Puedes conocer un poco más sobre su trabajo visitando su página web.

Como hemos visto, aplicando en la práctica las 8 ramas del yoga podemos liberarnos de nuestros miedos y frustraciones y alcanzar el equilibrio.

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *