La tarea de elegir psicólogo se ha convertido en toda una odisea para el ciudadano de a pie. En las décadas pasadas solía ser un tema tabú el simple echo de aceptar que necesitabas ayuda, y muchas personas nunca daban el paso por el temor a ser tachadas de locos.
Poco a poco ha ido cambiando esta tendencia anti psicologicista del pasado, y actualmente cada vez más gente ve la psicoterapia como otra cualquiera disciplina sanitaria. Digamos que la dificultad de aceptar la necesidad de ayuda se ha transformado en dificultad de saber dónde pedirla.
No hace falta más que bucear en internet para percatarse de que existen un montón de diferentes psicoterapias. Antes era más limitada la oferta, pero hoy en día son múltiples las opciones que tenemos: Gestalt, psicoanálisis, conductual, racional, sistémica…
Antes la gente no se paraba a pensar ni si existían diferentes terapias psicológicas, y acudía directamente al que le recomendaban o al que le quedaba más a mano. No había demasiada información sobre los profesionales. Hoy en día, en cambio, la información que podemos tener a mano con la ayuda de internet es enorme.
Aún hay muchos psicólogos que ejercen su trabajo sin la necesidad de anunciarse en internet. Normalmente suelen ser los veteranos que llevan toda la vida ejerciendo la profesión. Los pacientes les llegan mediante la boca oreja, y no tienen necesidad de exponerse en la red.
La cosa cambia mucho cuando hablamos de los psicólogos que quieren abrirse camino, o los que llevan trabajando pocos años. En estos casos, aparte de las personas que te vienen mediante la boca oreja, la manera más común de conseguir nuevos clientes suele ser mediante internet. Es decir, si no apareces en la red no existes de cara a la sociedad general.
Esto provoca que las nuevas ornadas de profesionales se anuncien masivamente en internet y que se crean muchas nuevas páginas web. Cada una con su explicación del tipo de psicoterapia que practica y sobre los beneficios potenciales. Esto ha provocado que en pocos años la información disponible para el ciudadano promedio haya aumentado exponencialmente. Es suficiente con observar un rato en internet para comprobarlo.
Siendo conscientes de la gran cantidad de psicoterapias y de psicólogos con estilos diferentes que existen, ¿cuál es la mejor manera de elegir psicólogo? Es importante pensar en ello porque cada vez más personas sienten dificultad para decidirse por un profesional de la psique. Se ha vuelto difícil poder decidir con cierta tranquilidad y no tener la duda de si me estaré equivocando. Porque no estamos hablando de un profesional sanitario cualquiera, sino de uno que todavía en la actualidad genera cierto temor, y al que no se hace fácil acudir para alguien que no ha tenido ningún contacto con la psicoterapia.
Por todo ello, es interesante que los ciudadanos tengan algunos tips que les ayuden a la hora de tomar una decisión tan sensible y que les puede influenciar tanto para toda la vida, porque si una cosa tiene la psicoterapia, es que ejerce una profunda influencia en el paciente.
Lo primero de todo, es importante saber la titulación que tiene para así tener claro si es el tipo de profesional que buscamos. Algunos pueden ser psicólogos y otros pueden ser terapeutas de distintos tipos que no tienen la titulación en psicología. Depende cual sea la demanda del paciente, es decir, el motivo por el cual acude a terapia o el problema que le gustaría tratar, puede estar más aconsejado buscar un psicólogo o un terapeuta especializado en un tema concreto.
Por otro lado, es muy importante la primera impresión que se hace el paciente del profesional. La terapia psicológica se basa en una relación segura donde la confianza es la característica principal, y por ello es muy importante que desde el inicio haya feeling y mucha comodidad. El paciente tiene que sentirse cómodo para que pueda ir abriéndose poco a poco y compartir temas dolorosos, que muy a menudo no los ha compartido con nadie. Es muy necesario esta sensación de sentirse cuidado desde el principio, porque sino suele ser imposible que la terapia ni siquiera arranque.
Otro aspecto importante relacionado con lo dicho en el párrafo anterior, es que cada corriente o estilo de hacer terapia tiene sus propias características que le diferencia del resto, y esto puede hacer más aconsejable una u otra para cada cliente. Hay corrientes en psicología como el psicoanálisis, donde el psicólogo se mantiene frio y distante del paciente, porque creen que esto favorece el buen desarrollo de la terapia. La corriente humanista, en cambio, defiende que la humanidad que puede mostrar el terapeuta ayuda en la sanación del paciente. Por lo que, depende el estilo de psicólogo que estés buscando por creer que se ajusta mejor a tus necesidades, puede ser más interesante un tipo u otro de corriente o estilo de hacer terapia.
También es importante saber que existen psicoterapias donde se trabaja individualmente con el paciente, en pareja, o incluso con la familia al completo. Depende la demanda que tenga el cliente puede ser más aconsejable una u otra, por lo que tenerlo en cuenta no está de más. Además, no todos los psicólogos usan la palabra como única herramienta en su práctica profesional. Existen psicólogos que utilizan la terapia corporal como base de su trabajo, es decir, aparte de la palabra utilizan técnicas corporales para trabajar los problemas psicológicos. Porque creen que los sufrimientos de la psique también se registran y se manifiestas en el cuerpo de la mano de tensiones, bloqueos y contracturas.
Para ir acabando, otro factor importante para tener en cuenta a la hora de elegir psicólogo es si el profesional ha hecho su proceso terapéutico. Existen algunas corrientes de la psicología como el cognitivo-conductual donde no le dan la importancia que tiene a que el psicólogo se trabaje a si mismo con sus terapias. Creen que con las técnicas que han aprendido es suficiente para ayudar a los pacientes. En cambio, los psicólogos formados en psicoanálisis o la terapia humanista suelen tener mucho trabajo personal a las espaldas, porque creen que sólo así pueden ayudar de una manera real a los pacientes.